Este curso celebrábamos la 24ª edición del Día del Libro en el IES Azorín de Petrer. Se trata de uno de los eventos más tradicionales de nuestro centro. Son muchos años y muchos recuerdos de tantas lecturas y de tantas personas que les han prestado sus voces.
En los últimos cursos hemos debido afrontar, con más y con menos suerte, la falta de nuestro salón de actos por las infinitas obras que lo han relegado a las funciones de almacén. Así el acto se ha llegado a celebrar en el patio, con incomodidades, con dificultades en la organización pero, a pesar de todo, con la mayor de las ilusiones a la hora de llevarlo a cabo.
Este curso me queda un sabor agridulce por no haber podido compartir de la misma manera un espacio enormemente educativo sobre los libros que leemos y las personas que los leen. Tenemos cartel y se han desarrollado algunas iniciativas que mitigan, a través de la tecnología, la pena por no encontrarnos y por no oírnos. Un Kahoot abierto a la participación de la comunidad, propuestas más modestas en las aulas virtuales, en los foros de la plataforma Aules sobre nuestras lecturas favoritas...
No es lo mismo, sin duda, pero representa la voluntad de no resignamos y de esperar con más ganas la próxima edición, incluso con los problemas que ya vemos venir. Si al fin nos trasladamos a prefabricadas mientras derriban lo que nos queda de edificio, afrontaremos esta actividad emblemática de alguna manera. Es difícil desde la incertidumbre del confinamiento y del futuro imaginarla, pero la haremos posible.