Parecen innegables los beneficios que supone para
cualquier comunidad, desde cualquier perspectiva (social, económica,
cultural, educativa...), la mejora de la competencia lectora y de los
índices de lectura de sus integrantes. Este objetivo de progreso
compromete, así mismo, a la comunidad en la tarea de fomentar el
acceso al desarrollo de esta competencia y
a los servicios y medios que la hacen posible en igualdad de condiciones,
independientemente de las circunstancias, la identidad, las
capacidades o la disponibilidad de medios de cada persona.
Planificar de una manera coherente esta labor desde
las entidades más cercanas a la ciudadanía se convierte a la vez en
un imperativo y en un reto necesitado de orientaciones y de
experiencias que contribuyan a optimizar las propuestas. De ahí el
interés de guías como esta en la definición de objetivos,
estrategias y metodologías, de los recursos necesarios y de los
medios de cooperación y de difusión más adecuados.
Elaborada a partir de un grupo estratégico de
colaboración entre bibliotecas públicas y escolares y editada por
el MECD, podéis acceder a ella a través del siguiente enlace:
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