jueves, 29 de marzo de 2018

Intangibles. En torno a una movilidad #ErasmusPlus en 4 de ESO

Hace años se popularizó en el léxico del baloncesto el concepto de los intangibles como aquellas acciones que proporcionan un beneficio, a veces decisivo, al equipo y que, sin embargo, no vienen reflejadas en las estadísticas más habituales.

La idea de estos intangibles no me ha dejado de rondar mientras, junto a un par de profesoras del instituto, acompañamos en Londres a un grupo de 20 alumnas y alumnos de 4º de ESO en nuestro proyecto RALLY de Erasmus+.

Más allá de lo que reflejan los informes intermedios o finales o las evaluaciones de cada movilidad internacional, pienso en la cantidad de intangibles educativos que entran en juego a la hora de pastorear a estas cajas de sorpresas de 15 y 16 años, escandalosas, protestonas hasta el aburrimiento pero, al mismo tiempo, que no nos oigan, o que sí, únicas y preciosas.

Los días pasados en compañía, además de aquellas estadísticas que puedan interesar a la gestión de los programas europeos, al margen de aquellos contenidos formales desarrollados y compartidos con el centro inglés y el francés que participan en la asociación, han constituido, de principio a fin, oportunidades de aprendizaje que raramente aparecerán en los manuales de texto pero que sí tendrán, y tendremos, ocasión de leer en las páginas de nuestras vidas.

¿En qué libro estudiarán de manera más explícita sobre la adaptación a otras costumbres e incluso a las necesidades, los gustos y las peculiaridades de las y los demás? 

¿Mediante qué deberes descubrirán la solidaridad, el compromiso, el respeto, la colaboración a la hora de compartir espacios y momentos? ¿En qué ejercicio, la pobreza más vergonzosa en medio de avenidas abarrotadas de ostentosos bancos?

¿En qué momentos, de vuelta a casa, surgirán los debates de sobremesa, de igual a igual, sobre tantos temas que nos importan de verdad, entren o no en un examen?

¿Dónde, por ejemplo, leerán acerca de la injusticia que supone recortar el gasto público con mayor claridad que en la espera desesperada, durante cuarenta minutos, a una ambulancia cuando una compañera se ha desmayado mientras cenaban?

¿Qué clase magistral los podrá convencer mejor de la bondad de las personas, aun de las desconocidas, cuando te ayudan como si no lo fueran en un momento crítico o de la miseria humana de quienes se burlan o te ignoran cuando más necesitas de ellas?

¿Entre qué cuatro paredes se harán más patentes sus miedos, sus brotes espontáneos de alegría y de tristeza junto a los nuestros; sus virtudes y sus limitaciones junto a las nuestras?

Me gustaría invitaros con estas líneas a reflexionar en torno a estos intangibles, a este aprendizaje basado en la experiencia con otros y otras que promueven este tipo de programas, a todo lo que brindan de propicio y a no olvidar sus lecciones una vez retornemos a nuestras rutinas educativas. Quizás consigamos, con todas las cortapisas que podamos imaginar, convertirlas en menos rutinarias y más auténticamente educativas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha gustado mucho, espero que sigas así

Unknown dijo...

Comprometido y levantando velos ....El cámbio de nuestros jóvenes es implícito a la educación. ..y viceversa . Por donde empezar? ....Por el valor q nos toque resaltar en cada momento del que tenemos en frente .
Menos juicios. ...más conciencia de como guiarlos en una disciplina personal y no mecánica.
Gracias. Pitxu .... eres un crack. Te oigo poco pero es porque estoy sorda ,ya sabes ;))

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